Nada más llegar, Kyon dejó las maletas a un lado y otro de su cuerpo, y se acomodó el pelo. Luego, con una ceja en alto, observó la recepción de su nuevo hogar con una media sonrisa. No es que le emocionase la idea de alejarse de las comodidades de su hogar, pero alejarse un tiempo de su padre le vendría bien. Eso si, echaría de menos su moto. Y a Kate. Y a Mikuru. Y a otras muchas. Kyon sacó de un bolsillo interior de su chaqueta una foto de una mujer rubia de ojos azules muy bellos y suspiró. Echaba de menos a su madre.